Month: febrero 2015

Un pez muy grande.

Cuando me preguntan cuál es mi película favorita, lo primero que se me viene a la mente no es ningún título, sino la frase “ah, pero, ¿es posible tener una sola?”. Inevitablemente, al responder de verdad, la mitad de mi lista de películas favoritas se me olvida y termino diciendo siempre las mismas dos o tres consiguiendo que, al llegar a casa, me pase un rato considerablemente largo pensando “tendría que haber dicho esta, tendría que haber dicho la otra.” A la hora de hacer caso a mis ganas de escribir sobre cine, mirar dicha lista más detenidamente parecía algo obligatorio, sin embargo había un título que resaltaba en mi mente como si estuviese escrito en luces de neón. Big Fish fue estrenada en 2003. Dirigida por Tim Burton, producida por Bruce Cohen,  Dan Jinks y Richard D. Zanuck y protagonizada por el conocido y aclamado actor británico Ewan McGregor, cuenta la vida de Edward Bloom, un hombre que nació en un pequeño pueblo de Estados Unidos pero que está destinado y decidido a hacer …

Realidad analógica contra realidad digital.

Mi edad no sobrepasa la veintena. Es cierto que no he vivido experiencias que gente que me dobla en años de vida seguramente habrá hecho. Es una certeza. Al igual que es una realidad, que mi generación tiene mucho que aprender. Aunque también somos nosotros quienes estamos viviendo de primera mano este fenómeno. Que somos los culpables, y al mismo tiempo, las víctimas de este escaparate social. Y, aunque los adultos nos encasillen a todos en el estereotipo de adolescente que supuestamente vive encadenado a su teléfono móvil, ello, no convierte ese hecho en una verdad absoluta. Porque no lo es. Porque no soy la única que no termina de acostumbrarse a las nuevas formas de relacionarse. De exhibir tu vida ante todo aquel que esté dispuesto a gastar unos minutos de su tiempo en esa patética necesidad de que la opinión pública deba envidiarnos y contemplarnos con recelo y admiración. ¿A esto ha quedado relegada nuestra sociedad? ¿A hablar sin hablar y a querer sin querer? Pero voy más allá, porque no es solo …

Ser padre no es ser un policía.

Muchos padres se quedaron con ganas de un nuevo libro de Sherlok Holmes o de protagonizar la nueva temporada de “Se ha escrito un crimen” y deciden expresar sus vocaciones a espía de éxito con sus hijos, creyéndose que son capos de la mafia o jefes del mayor crimen organizado de salir de casa sin decir a dónde van. Y cómo buenos inspectores, evitan la realización de semejante atrocidad con un tercer grado sobre la intimidad de sus hijos, como si creyeran que han de ser dignos hijos del Espíritu Santo y lograr pulirlos más perfectos que las esculturas del Renacimiento. Porque claro, la culpa de que los niños sean engañados en redes sociales o aplicaciones telefónicas la tienen sus padres por no controlárselas, en vez de no permitírselas. Ese es el gran problema. Cada cosa tiene que llegar a su tiempo, y si un padre cree que su hijo puede estar en peligro ante una cierta situación y necesita el más estricto espionaje, quizá sea porque no tiene la edad suficiente para hacer lo …

Lo dejamos por culpa del Whatsapp.

Los móviles están presentes en nuestras vidas hasta el punto de protagonizar los anuncios de las mejores franjas horarias, ocupar las portadas de la prensa escrita u online, y son una seña de nuestra identidad. Aunque no queramos, el modelo, la funda, el color y otros de los aspectos externos nos marcan al igual que nuestra voz, nuestra forma de vestir o de caminar. El teléfono móvil es, para muchas personas entre las que me incluyo, una prolongación de la mano. Pero no es el tamaño, ni el peso ni la interfaz lo que nos hace estar pegados a él todo el día. Es la radio, el reproductor de música, la cámara, la conexión a internet y sus múltiples aplicaciones, entre las que incluimos las redes sociales, lo que nos hace depender de él hasta crear adicciones. Existen aplicaciones de mensajería instantánea como Line, Whatsapp, Kik, Telegram y muchas más, que nos permiten mandar mensajes de forma instantánea, como bien su nombre indica, y además de forma gratuita o de muy bajo coste. Podemos mantener …

Estereotipos.

Mónica Patón. Vivimos en un mundo en el que la sociedad influye en nuestro día a día. Ideas comúnmente aceptadas limitan nuestra forma de actuar. Los estereotipos. Todos buscamos la aceptación y seguimos a rajatabla estas imágenes que desde muy pequeños nos inculcan. Pero, ¿realmente esto nos permite mejorar como personas o como sociedad? A mi modo de ver no. Esas falsas verdades no crean más que incomprensión, discordia, rechazo o conflicto, incluso vergüenza. Pongamos algunos ejemplos, cuando una pareja tiene un hijo surge la cuestión de amueblar y decorar su habitación e inmediatamente ¿en qué colores se piensa? Azul si es niño y rosa si es niña. ¿Es el rosa un color exclusivamente femenino? ¿Por qué? Porque así está establecido. Con esto no quiero decir que no puedas vestir a tu hija de rosa si quieres, tienes todo el derecho del mundo a educar a tus hijos como desees; pero también es cierto que de esta forma solo se crean estereotipos. Porque, si a un niño le gusta el rosa y va al colegio …

Quitémonos la venda.

Desde pequeños nos enseñan a ser valientes en una sociedad de cobardes; cobardes que se creen valientes. Gente que se gana el respeto del pueblo a costa del sufrimiento de un animal. Personas que se visten con sus mejores galas para acabar con la vida de un ser vivo. Individuos que no se dan cuenta que han convertido la palabra ‘Arte’ en la palabra ‘Sufrimiento’; o sí se dan cuenta, pero no lo admiten. «¡Qué el toro sienta el dolor, sin anestesia, que sienta los golpes, las punzadas, las heridas, que note como le baja la sangre por su cuerpo, que note que le falta cada vez más y más oxígeno!» Supongo que esas no son las palabras exactas con las que piensa un torero antes de salir a torear, espero que no piensen eso; pero al fin al cabo, ¿qué no es cierto de lo que he dicho? ¿Cuál es la finalidad de este ‘acto’? ¿El dinero? ¿La fama? ¿La diversión? ¿La cultura? Nos cuesta diferenciar hoy en día el concepto de ‘cultura’ como …