I — Aquella vez fue totalmente diferente, la primera vez en la que sintió algo así, algo tan profundo como superficial, tan real como imaginario. Esa lámina mostraba los peores sueños y las mejores pesadillas, así como las virtudes y los defectos, lo reflejaba todo, desde lo bueno, hasta lo malo. Lo primero que pudo analizar al posar allí la mirada fue una especie de niebla o humo que parecía hacerse cada vez más transparente de lo que ya era, pero que permaneció allí hasta que su pensamiento cambió de idea, o quizás fue al desvanecerse cuando cambió de pensamiento. El caso es que cuando observó el primer panorama, experimentó una nueva visión de las cosas, aquella nube balanceándose de un lado a otro y retorciéndose sobre sí misma parecía más ligera que la propia gravedad, y sin darse cuenta hipnotizaba a aquel que se dignara siquiera a rozarla con sus pupilas. En ella se reflejaron sus ya efectuadas acciones, las más afables y virtuosas, y las más viles y sagaces, cuando de pronto, se …