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Fenómeno fan.

Hoy en día, cada vez es más frecuente oír hablar sobre personas que llegan a dormir en la calle para ver a sus ídolos, adolescentes que faltan a clase para asistir al concierto de Justin Bieber, o quienes atraviesan el país para ver un partido de fútbol. Probablemente, incluso nosotros mismos, nos hemos sentido parte de algún “fandom”, ¿pero sabemos qué es lo que este término conlleva? ¿Qué es lo que hace a una persona “fanática” sobre algo?

Desde que somos pequeños, los seres humanos sentimos la necesidad de tomar como modelo a otro ser humano. Al principio, nuestros padres; después, nuestros amigos, conocidos o compañeros. Prácticamente, toda nuestra vida está marcada por alguna persona que nos influye y a la que admiramos.

En la década de los cincuenta, Elvis Presley dio origen al denominado “fenómeno fan”. Sin embargo, no podemos hablar de fans propiamente dichos hasta llegar a los años sesenta, con el grupo británico Los Beatles.

Al igual que las temáticas y estilos cambian a lo largo del tiempo, también ha cambiado el modo en que los fans demuestran serlo. Antes era común ver a los admiradores con pancartas y sudaderas; sin embargo, actualmente los fans veneran a sus ídolos de una forma mucho más exagerada: llenan su habitación de posters, se cortan el pelo de la misma forma, utilizan los mismos símbolos que sus ídolos e incluso se tatúan sus rostros.

Internet permite a los seguidores de un artista contactar los unos con los otros para formar los tan famosos clubs de fans – los “fandoms” – y cada uno tiene un nombre propio relacionado con el ídolo en cuestión. Encargados de organizar eventos, votar de forma conjunta para que su ídolo obtenga un galardón o acudir a encuentros, dedican la mayor parte de su tiempo libre a su “héroe”.

Son muchos los que quisieran saber el porqué de tal admiración hacia una persona, y la respuesta es muy sencilla: el fan tiene un elevado sentimiento de empatía por su ídolo; los logros del artista son como los suyos propios. De esta forma, ante cualquier aparición del personaje adorado, el cerebro desencadenaría la secreción de hormonas del placer, como la adrenalina o la oxitocina, que son responsables de las fuertes emociones que siente.

Es muy común ver a personas durmiendo semanas a la puerta del recinto para poder acceder a la primera fila en la pista. Se encuentran completamente desinhibidos y gritan, saltan y lloran continuamente sin poder evitarlo. Y nos guste o no, parece complicado que nuestra sociedad, individualista y solitaria, renuncie al tuit o al comentario vacío que nos ofrecen estos ídolos de consumo rápido.

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