Firmas
Comments 3

Indignémonos.

Estoy muy indignada. Estoy indignada con el mundo. Muchos no entenderéis por qué digo esto.  A veces ni yo misma lo sé.

El otro día estaba viendo el telediario. El presentador salió explicando la mala situación de los refugiados, y que ese día habían matado a tres hombres en un atentado en Siria. Tras terminar de contar la noticia, el periodista pasó a otro tema totalmente diferente. Así, sin más. Como si no acabase de decir algo terrible y horroroso. Como si no nos afectase. Y es que en verdad no nos afecta. Tenemos nuestros propios problemas. Tenemos que lidiar con el suspenso de mates, que nuestra amiga se haya enfadado con nosotros o que nuestros padres nos hayan castigado. Suficiente tenemos con eso como para preocuparnos por el de al lado.

Hace poco, viendo un partido de fútbol, que no sé por qué lo estaba viendo ya que no me gusta el fútbol, pensé en la cantidad de dinero que mueve este deporte. No es por criticar el fútbol, no es nada personal. Simplemente me sirve de ejemplo para lo que voy a decir ahora; con todo el dinero que gana un solo jugador de primera clase en un día, se puede dar de comer a muchas familias del tercer mundo durante años. Pero claro, eso la gente no lo piensa. Simplemente nos sentamos delante de la tele con una Coca-Cola, en nuestro sofá de no sé cuantos cientos de euros a descansar del largo día que hemos tenido. Mientras, en ese mismo instante, un niño está muriendo por desnutrición, un inmigrante africano está siendo retenido al intentar escapar de su país o millones de personas están abandonando sus hogares por la guerra.

¿Por qué la gente no se indigna? ¿Por qué yo puedo disfrutar de cosas totalmente prescindibles cuando hay gente que no sabe si ese mismo día va a tener algo que llevarse a la boca? ¿Por qué, si estamos todos en un mismo mundo, no nos ayudamos entre todos e intentamos frenar está desigualdad que nos asfixia?

Cuando pienso en estas cosas, me enfado. Me enfado conmigo misma, con el mundo. Me frustro al ver que no se hace nada, al ver que los valores sociales se están perdiendo. Vivimos en una sociedad fría y calculadora, dominada por la economía e  intereses propios, donde nunca se piensa en el de al lado. La escala de valores tiene que cambiar.

Supongo que es algo mucho más complejo que un simple conflicto, supongo que no es tan fácil intervenir y solucionar todo, como una simple pelea en el recreo. Simplemente tengo 15 años, y tengo derecho a no entender la complejidad del conflicto.

Cuando nuestros hijos, nietos o bisnietos estén estudiando historia, aparecerá todo esto que hoy en día estamos viviendo nosotros. Será igual que cuando nosotros estudiamos el fascismo o la Segunda Guerra Mundial. Cuando pasa el tiempo, se ve todo con una perspectiva diferente, con mayor claridad. Seguramente nuestros hijos nos pregunten por qué no hicimos nada, o por qué no reaccionamos frente a esto. Y nosotros, ¿qué les pensamos contestar? ¿Que teníamos nuestros propios problemas? ¿Que no podíamos hacer nada al respecto? Lo siento, pero eso no me vale.

No podemos hacer oídos sordos y mirar para otro lado. Esto está pasando en este preciso momento, a unos kilómetros, aquí al lado. Todos somos humanos, tenemos que ayudarnos entre nosotros.

Indignémonos, estamos en nuestro derecho, protestemos y, sobre todo, intentemos cambiar este mundo, ya que sin valores humanos, estamos todos perdidos.

1 comentario

  1. Elyzabeth Zurita says

    La sensibilidad y empatía de algunos seres humanos sí que pueden hacer que el mundo cambie y que sea un lugar mejor para todos. Tus líneas en sí mismas son ese rayito de esperanza que sin duda tocará a otro corazón. Enhorabuena por tu reflexión Irene!

    Me gusta

  2. María E. García says

    Enhorabuena, guapa. Menudo artículo. Es increible que, con sólo 15 años, seas capaz de hacer una valoración tan profunda de lo que pasa. Quizás tenga que pasar ese tiempo que mencionas para que una nueva generación, menos afortunada que la de sus padres, que crecieron teniéndolo todo, haga algo por cambiar las cosas. Ojalá estemos aquí para verlo. Y no nos hayamos ido al carajo. Al paso que vamos…

    Me gusta

Deja un comentario