Sociedad
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BIENVENIDOS A LOS JUEGOS DEL HAMBRE; ¡QUE GANE EL MEJOR!

Imaginemos que cada país decide adoptar una postura individualizada e independiente. Que cada uno de ellos mira por el bien y la estabilidad propia dejando el bienestar general del mundo o continente de lado. Sería un mundo concebido como una lucha constante por el control de los (países) que están en vías de desarrollo: el caos sería evidente. En los últimos tiempos y sobre todo a nivel nacional y europeo, se han producido bastantes pronunciamientos por parte de diferentes territorios que reclaman su independencia. Este es el caso del famoso Brexit (acrónimo de Britain y exit), cuyo referéndum se produjo en 2016 y hoy en día continúan las negociaciones de lo que conlleva la declaración de independencia de 2017.

Tendemos a olvidarnos de la historia. Para la mayor parte de la población no inglesa, esta “repentina” decisión es algo totalmente inusual y extraño; mientras que en el propio país algunos partidos políticos y civiles llevan defendiendo esta idea desde hace cuatro décadas. Los referéndums sobre la pertenencia a la Unión Europea (UE) llevan sucediéndose desde 1975, pero la globalización actual y las redes sociales han “viralizado” el más reciente; lo que demuestra la ignorancia del mundo y el interés propio. Está claro que la UE (y a todos los países que la componen) la salida de Reino Unido supone unas consecuencias que no estamos dispuestos a aceptar. La pérdida de empleos en la UE, la alteración en el comercio y la probable recesión que conllevaría la salida de este país son algunas de ellas.

Sin embargo, ¿qué piensan ellos? Con seguridad saben que si salen de la Unión Europea, su moneda sufrirá una devaluación. También saben que no pertenecerán a ninguna organización que los ampare, o que sus relaciones económicas no serán las mismas. Seguro que han evaluado todas las consecuencias y aun así el referéndum muestra que la mayoría de individuos de dicho país desean la independencia económica. Quizá debamos plantearnos si los civiles conocen las consecuencias; si alguien se ha tomado las molestias de informar a la población de las opciones que tenían. Tendemos a olvidarnos de la historia. No analizamos las razones; lamentamos las consecuencias de un suceso. El mundo se vuelve egoísta cada vez que no mostramos interés por lo que pasa a nuestro alrededor. Y no pasa solo con este caso concreto ni únicamente a nivel continental o mundial: las personas están más preocupadas por el nuevo iPhone que sale en 2019 que de lo que piensa un ucraniano que desea la independencia de Rusia.

Quizá el Brexit sea solo el principio de un mundo en el que todos seamos egoístas, en el que prime la paz individual sobra una estabilidad mundial que beneficie a todos. Si los recientes pronunciamientos se vuelven algo cotidiano el globo volverá a la Edad de Piedra; luchas constantes por lo básico y una carrera constante por sobrevivir. Mientras que en este mundo no nos preocupemos por lograr un equilibrio entre el general y el particular, no conseguiremos evolucionar como especie: Homo Sapiens Sapiens; físicamente iguales, intelectualmente envenenados de codicia, egoísmo y avaricia. Solo queda decir:

Bienvenidos a los Juegos del Hambre, recordad que solo puede ganar uno y… ¡Que gane el mejor!

 

Claudia Nieto 2ºBACH

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